viernes, 23 de julio de 2010

La Lógica en la vida cotidiana (I)

La Lógica en la vida cotidiana (I)

Sergio Centeno García

Tradicionalmente, se entiende a la Lógica como la disciplina que estudia el pensamiento en cuanto a sus formas mentales (concepto, juicio y raciocinio) con la finalidad de elaborar razonamientos correctos y verdaderos. Y es que existe una gran diferencia entre lo que es correcto y lo que es verdadero, pues en Lógica lo correcto se refiere a la estructura de los razonamientos, a su forma; es decir a la manera en como están construidos, pero no al contenido de verdad o falsedad de los mismos.

En este sentido, hay razonamientos que pueden estar perfectamente bien estructurados o construidos, pero que al analizar su contenido de verdad resultan falsos. Por ejemplo, he aquí un razonamiento correcto pero completamente falso: “Ninguna mujer piensa, María es mujer, por lo tanto, María no piensa”. Este silogismo es correcto porque su conclusión “María no piensa” se deriva por necesidad de 2 premisas previamente planteadas, pero es falso porque tiene como punto de partida una premisa falsa: “Ninguna mujer piensa” y por lo tanto, su conclusión también es falsa. Vemos así como a la Lógica Formal, que es una especie de primera parte en el estudio de la Lógica, no se interesa por la verdad o falsedad de los razonamientos, sino sólo de su estructura o forma.

La otra parte de la Lógica, que se encarga de estudiar el contenido de verdad o falsedad de los razonamientos, suele llamarse Lógica Material, Científica o también Dialéctica, porque tiene como finalidad el estudio del método, y también el origen, posibilidad, esencia y formas del conocimiento.

Hablemos por lo pronto de Lógica Formal, que como hemos dicho, se interesa por el razonamiento correcto, que es lo mismo que decir coherente y ordenado. Un razonamiento de esta naturaleza es posible si la conclusión que se obtiene se deriva por necesidad de otros pensamientos previamente planteados llamados premisas. Esto es, todo razonamiento o argumento está estructurado con premisas y conclusión.

¿Qué es una premisa? Es un pensamiento que funciona como punto de partida o sustento para derivar otro al cual llamamos conclusión; y ¿qué es una conclusión? Es un pensamiento derivado por necesidad de otro(s) que llamamos premisa(s).

Para que un razonamiento sea correcto debe existir una conexión tan estrecha entre las premisas que haga necesaria la existencia de la conclusión. Pero, ¿qué se entiende en Lógica por necesario? Esto: lo necesario es aquello que es y ocurre de una manera y no puede ser ni ocurrir de otra.

Por ejemplo, si yo sostengo un objeto pesado y después lo suelto sin que haya ningún obstáculo entre mi mano y el piso es de toda necesidad que caiga hasta el suelo, en condiciones naturales no puede ser de otro modo. Eso es lo necesario, lo que no puede ser de otra manera, aquello que no deja opción para que suceda de otro modo.

Así, un razonamiento incorrecto ocurre cuando no existe un vínculo de necesidad entre su(s) premisa(s) y la conclusión, por ejemplo: “Está nublado y por tanto va a llover”, este es un pensamiento ilógico o incorrecto por la sencilla razón de que del hecho de que esté nublado no se deriva por necesidad que tenga que llover, ya que todo el día puede permanecer totalmente nublado y sin embargo no caer una sola gota de lluvia.

En cambio, un razonamiento correcto sería el siguiente: “Todos los hermanos de Juan son varones, Toño es hermano de Juan, por lo tanto, Toño es varón”, como es evidente, que Toño siendo hermano de Juan sea varón no podría ser de otra manera, pues la primera premisa ha establecido categóricamente que todos los hermanos de Juan son varones.

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